El lenguaje de la imagen
Tenemos dos ojos.
Detrás de ellos un impresionante ordenador - un procesador de imágenes que maneja con certero instinto el lenguaje visual. Sabe hacerlo mejor que ninguna otra cosa. Es tan bueno, y tan automático que nuestro ser consciente es incapaz de imitarlo cuando intenta razonar sus propias deducciones.
Hice mis primeros pinitos en esto de archivar imágenes allá por el año 1968. En la familia de diez hermanos habíamos conseguido una cámara de fotos que para entonces era ya «de las de risa». Con los álbumes de cromos que el chocolate nos permitía coleccionar logramos nuestra primera Nerasport. Poco más que un cacharrico de plástico.
Yo estaba orgulloso. Disponía de una herramienta con la que podía encuadrar, elegir, disparar... y almacenar mis impresiones.
Esta de arriba fue la primera foto que, a mis catorce años, me hacía sentirme satisfecho de "mis logros".
Después... ¡Cuántas veces habré disparado sin sentir tanta emoción! Aquel día sí. Lo recuerdo. Me coloqué, me situé sobre el dibujo que hacían las sombras del árbol, aproveché el contraluz... y me sentí cazador de un pequeño tesoro. Me quedé con un recuerdo de algo que ya no existe. Bueno, sí. Existe en mis recuerdos visuales y en el pequeño residuo de sales de plata que guardan mis negativos.
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